Históricamente, en torno a su figura y poderes se ha escrito y hablado mucho, incluso desde las civilizaciones más antiguas. Los babilonios, los egipcios y tribus africanas representaron el mal de diversas formas, pero todas coincidían en algo: en presentar su figura como una serpiente o como un ser horripilante.
Hay quienes lo toman como un personaje amigable, tal como ocurre en Riosucio, donde anualmente se realiza un carnaval en su honor.
En hebreo, Satanás es "el adversario" y, si lo aplicamos a un juicio, vendría a ser el fiscal o acusador; en griego, significa calumniador. Partimos entonces de la base que el Diablo o Satanás es real, maligno, aunque se desenvuelve fundamentalmente en el plano espiritual.
Desde antes de la creación, y como consecuencia de su soberbia y propósito de ser superior a su Creador, fue despojado de su condición de ángel y echado del cielo.
Satanás tiene bajo su mano una especie de organización militar compuesta por principados, potestades, gobiernos de las tinieblas y huestes espirituales que buscan interponerse a la obra de Dios.
Este ser maligno ya fue vencido por la obra de nuestro Señor Jesucristo. Su derrota quedará evidenciada al final de los tiempos. De momento él le ha hecho creer al pueblo de Dios que tiene poder, pero nuestro amado Señor Jesús ya nos advirtió que los cristianos, que hemos recibido su autoridad, tenemos más poder que el enemigo.
En conclusion; satanas es una entidad suprasensible que representa la encarnación suprema del Mal, el que desobedeció y se rebeló contra los mandatos de Dios.
Su nombre real en el cielo es Luzbel y al llegar al infierno se cambió el nombre a Lucifer para estar en contra de Dios, a causa del deseo por la adoración que todas las criaturas inteligentes rendían al Creador.
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